Si sois lectores habituales de este espacio sabréis que una de mis preocupaciones con respecto a la educación de los niños es que éstos sean tratados con respeto y puedan desarrollar todas las potencialidades que hay en su interior. Este es uno de los motivos por los que mi hija no ha asistido a clases de pintura u otras disciplinas artísticas en clases extraescolares (excepto los talleres de arcilla de educación creadora que impartía Beti). Me parece necesario y vital que los primeros años de vida del niño (más, cuanto más pequeño), la criatura aprenda a diferenciar su voz de la de los demás, a encontrar su mirada diferente y única de ver el mundo, a dar salida al contenido de su mundo interior. Hace pocos días, hablando con Rocío por teléfono, agradecí que alguien con su sensibilidad y una forma similar de comprender el desarrollo de los niños, hiciera este tipo de iniciativas, que, además, se amplía a los adultos, lo que nos permite disfrutar con ellos de una actividad placentera.
Os dejo la información por si estáis interesados.
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